sobre los miércoles

 —Estás en una habitación llena de personas, muchas, muchas personas. Cuando cuente hasta cinco, todo desaparecerá. ¿A quién escuchas?

Knock, knock. Te toca. ¿Estás ahí? Detrás de estas paredes leprosas hay un mundo de algodón estéril, no-violado por la costra de la infinitud. Hueles a escarcha de frío y sol. El primer beso siempre es el más triste cuando conoces el final.

Pero aquí no hay finales.

Ni salidas.

La tristeza es un privilegio cuando se te sueltan las suturas, ¿cuál es tu nombre, bichito lisérgico?

Dime tu nombre cuando se escalda la piel contra el carbón, dime tu nombre cuando se cierra la garganta lacerada, dime tu nombre cuando se pudre el ombligo, el alimento, el lazo, el tendón que une, fino.

Tú-y-yo-yo-y-tú-tenemos-la-misma-costura-rota.

La víscera tierna tiembla cuando le hundes el dedo, como yo. ¿No es divertido? 

Mi nombre es el que me tejiste en los labios con tu lengua porosa. 

Knock, knock. ¿Sigues aquí? Abriste la puerta de mi sótano; diciendo que no.debía ser el carnero, el rezo voodoo. «No puedes salvar a todos», pero tampoco a mí. Somos las muñecas descosidas de Salem. Cortadas. Las muñecas también. Quid pro quo. Hueles a la gasa en la boca y rodillas moradas.

Déjame arrancarme las costras para mantenerte con vida.

Siempre he tenido miedo de olvidarlo todo. La mente engaña, el vómito en la losa, no. Y la espera y la esperanza y la brisa y la risa y la piel y la piedra y la marca y tus pies asqueados de los míos.

Buenos días, buenos días, buenos días, buenos días, estás bien.

Entiendo.

Escupe los dientes, ya no puedo morder. Libo mansa, encías cráter, y el pus. Mete tu lengua y sácame (tu) verdad. El algodón también sabe arder. Hay cucarachas crujiendo entre la carne y la uña. Me ahogo en tu aliento ósmosis.

—Cinco.

Knock, knock. Knock, knock. Knock, knock, knock, , knock, knock, knock, knock, , knock, knock, knock, knock, , knock, knock, knock, knock, , knock, knock,, knock, knock, , knock, knock, knock, knock, , knock, knock, knock, knock, , knock, knock, knock, knock, , knock, knock, knock, knock, , knock, knock, knock, knock, , knock, knock.

Sigo siendo la pequeña manzana del cuento de hadas, tú apunta con los ojos cerrados y sé mi Wilhelm Tell.