shadowban

    tengo en las pestañas todos tus parpadeos cuando no me miras y tu celular mirando a la mesa del bar; yo sé que te acuerdas de que no puedo recordar. también sabes que no engañas a la tripa que se encoje dentro de mí cuando apartas tus nudillos de mi mano si te fuera a rozar. y también sé que tengo el cuerpo flojo, laxo, muerto, corrupto de sentimiento, tus dedos lo acomodan para que, si se desmorona, sea otro el que vaya a culpar o a mi propia sombra. pero aquí no hay culpables, dice tu psiquiatra y la vida y los amigos y el autoamor en blíster y cuarenta grados rodando por la garganta, soy un daño colateral de ponerte a ti primero aunque primero que mi oxígeno estabas ya. tal vez debería comprarme ese boleto, culpar a las pastillas de todo este mal cuento, mas me prefiero sobria porque así recuerdo que sobrio ya no estaba el que me hundió en este juego. tenía nueve años y los vuelvo a tener. me soltaste la cadena sin yo tirar a morder. siempre es miércoles si miras todo al revés. y entiendo que no entiendas lo que te cuesta soltar, si me metes la lengua en la llaga, en la carne, pero no quieres el alma. aquí dentro ya no hay nada que saquear, ya se ha violado todo lo que se podía violar, dime a quién engañas cuando dices que no lo veías pasar; el peso, la acrobacia de robarme lo que igual sólo a ti te podía entregar. la mentira es una hipoxia que te llena el vientre, el mío ya no gesta, se calcina, se retuerce. y es que lo sé, comprendo, lo que es despertarte en tus huesos; y la sangre entre las piernas y el esputo seco. lo sabes y así dices que aún no lo entiendo. las flores salvajes al final no se mueren. no aprendo nuevos trucos, soy como un perro viejo, el niño con lepra del sótano de tu verso sobre por qué eso no se hace, y aquello no es correcto. quererte era un deseo, no parte de mis perfectos. y sé que estaba podrida para todos tus jardines, pero abono el silencio que me queda tras tus peros; por si sí me muero un día, y no me mata esta autoausencia, ¿le leerás a ellos lo que guardas de mi letra? contarles cuándo estuve y no sólo cuándo no, aquí afuera llueve y aún así me prendo en fuego por si sales a pasear no regreses al mismo filo con dos pies izquierdos. escribí hasta sobre tu perro, y aún así te soy inexistente, mis palabras se te salen por las putas heridas. no es el fin del mundo, pero era mi mundo, le puse fin al resto para orbitar en tu agujero negro. y yo ya estaba rota, eso no te lo niego, pero rota yo no rompo, yo limé mis dientes chuecos, para sonreír mansa, echarme en la alfombra, y en tu historial encontré que buscabas cómo enterrar mi cuerpo. arrancaré mis uñas contra el tapiz de tus entuertos, no hay crimen sin castigo y no hay castigo si no siento. la cortada duele más mientras más superficial, el papel no te mata, sólo te puede arañar. no soy más que el bosquejo que queda de tu vicio, tu bebes para hablarme y yo me purgo para no ensuciar. maquíllalo, cúralo, dámelo; la caricia exhausta, mi boca aún era casta, ahora nacen liendres que caminan por mi cama. nunca dormiste conmigo y ahora cargo con tu insomnio, mi tristeza no era un souvenir en tu velorio. al menos siente orgullo, al menos siente ganas, al menos mira a la cara de lo que desangras. mi amor no es trauma que tú puedas enmendar, mi trauma no soy yo, aunque así convenga en el borrador. hoy le digo a la niña que se cumplieron todos sus miedos. en tierra arrasada no existe más conquista, te dejaste mi bandera blanca detrás de tu salida.